Volví a "Situar al trabajo"

Parece que allá por diciembre del 2019 fue mi última bocanada de inspiración para sentarme a escribir. Una vida "pre-pandemia" y díria que un poco distinta. Muchos cambios y aprendizajes.

Si cierro los ojos y analizo qué me pasa por el cuerpo, nada se siente mejor que volver a encontrar mi voz: mis ideas y experiencias, y compartirlas.

"Situar al trabajo"

El trabajo y la vida profesional están llenos de rótulos y estereotipos. No hay una sola manera de habitarlos. Hay que situarlos y contextualizarlos antes de emprender nuevos comienzos (o los "volver a empezar"), e incluso ponerle nombre a nuestras frustraciones. 

Mi contexto es mi propia historia, mis vínculos, mi duelos, y mis logros.

Para las mentes nuevas que ojalá transiten mi blog: Soy Noe. Soy socióloga. A veces nerd, sobre-pensadora profesional. Voladora con las palabras e ideas.

Hoy me reconecto con este blog, para ordenarlas, relacionarlas y abrirles las puertas a mi historia.

A lo largo de estos años me puse muchas etiquetas e intenté caber en muchos moldes respecto a “cómo ser profesional”. 

Un día me desperté y todo mi proceso creativo se había esfumado. Había llegado a tal punto de represión conmigo que figurativamente me sentía un torso sin expremidades - pura cabeza, poco sentir. Mucha racionalidad, poco tiempo para abrazar mi historia de transformaciones.

Abandoné mis mañanas de escritura, mi sinfin de libros -que leo por partes y nunca terminó pero me ayudan a conectar ideas-, mi curiosidad. A fuerzas mantuve algunos talleres, clases y encuentros profesionales pero lejos de estar conectada con mi propósito y mi motor. 

Dejé todo lo que era y no negocié nada en el camino conmigo misma. 

Hasta que frené.

Me miré de afuera, y me encontré forjándome a caber en un  lugar que no tenía que ver conmigo. 

Me auto-robé mi diversidad. La pulí a las fuerzas en función a lo que entendí que el resto esperaba de mí.

Angustía sin fin, cansancio que se transformó en físico y consecuente pasividad. 

Enajenación sobre mi propia trayectoria, incluso olvidándome de las cosas que amaba mucho de mí.

Me rompí tanto que no quedó más que rearmarme. 

Y, lo paradójico fue que, para rearmarme, volví a estas páginas. 

Este blog nació allá por el 2018, cuando mi yo más terrenal buscaba un trabajo estable e indenpendencia. Y, mi yo más utópico, un lugar de impacto e identidad.

Una “Noe” más jóven e idealista, que había hecho algo raro con su título de socióloga, queriendose meter en el mundo de las empresas cuando había sido inundada de teoría marxista. 

Pero aún así, con sed de romper prejuicios y con el ideal de un mundo más integrado intacto.

Yo realmente creía que había un lugar donde podía dar algo más, donde podía aportar una voz distinta, gestar una manera de producir distinta, colaborativa, amable y sensible al sistema desigual. 

Pongo en dudas si esto es real,  o si solo es la nafta que me vuelve a traer al juego (Y quizás este sea el "elefante en la habitación" de todos mis escritos)

Pero volver a mi blog y a mis ideas voladoras de mi momento más “abrazador” conmigo misma, fue un  cachetazo que me “despaviló”. Me interpeló pero me hizo bien, me llenó de nuevo, me hizo re-descubrirme. 

Hoy estoy un poco menos rota que la de hace unos párrafos atrás, tratando juntar mis partes y recapitalizar todo lo aprendido en estos años. Con una gran y ambiciosa cuenta pendiente: lograr “sintetizar” todas mis “diversidades”, todos mis “yos” y sus contradicciones en un proyecto.

No sé todavia bien qué es “situar al trabajo” y hacia dónde va. Pero sí que tiene el objetivo de proponer una concepción del trabajo tan interseccional y diversa como la historia de cada ser en este mundo que se levanta todos los días con la esperanza de que trabajar lo va a llevar a un lugar mejor.

Seguramente mis contenidos estarán sesgados por mis privilegios de un trabajo muy beneficiado, y una industria - como la de tecnología - en auge, poderosa y creativa. Pero mi intención no va hacia al qué , sino al “cómo”.

Una invitación a contextualizar, situar todos nuestros “mundos del trabajo” para habitarlos a conciencia,  interperlarlos, entender sus limitaciones y cuando sea posible transformarlos. 

Y así, quizás,  ser un poco más felices siendo distintos en un mundo lleno de moldes.